La capacidad del cuerpo de autorregularse para mantener el equilibrio interno frente a los cambios que se producen en el medio externo se conoce como homeostasis. La piel humana es un complejo sistema que regula los intercambios que se desarrollan entre el organismo interno y el medio externo, ya sean estos térmicos, acústicos, táctiles, etc. Como ayudas a esa homeostasis, la vestimenta y la arquitectura deben suplir aquel diferencial que provoque un desequilibrio biológico.

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