Basta un terreno, una gigante impresora con una peculiar tinta, tener cargado el diseño y pulsar un botón para tener en pocas horas la estructura de una vivienda. Ahorro, rapidez y sostenibilidad son algunos de los beneficios de las casas impresas en 3D que comienzan a ser una realidad en muchos países, en especial en China o Arabia Saudí. En España, la startup valenciana Be More 3D, creada por cuatro ingenieros técnicos, ha sido pionera en imprimir la primera casa con esta tecnología en nuestro país. «Podemos imprimir una vivienda de 60 metros cuadrados en 6 u 8 horas», explica Vicente Ramírez, CEO de esta startup, quien asegura que, además de la rapidez, supone un ahorro de un 35% de costes de la ejecución de la estructura frente a construcción tradicional.

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