Antes de la llegada de crisis por el coronavirus, el Banco Mundial alertaba de que el cambio climático podría empujar a 100 millones de personas a la pobreza para 2030. Este panorama se hace más evidente y se recrudece tras el confinamiento, que ha provocado un parón sin precedentes en la economía mundial, impactando gravemente en muchas familias que ahora corren el riesgo de vivir en la pobreza severa o que pueden ser arrastradas a la exclusión social. Según la ONU, hasta 270 millones de personas pueden acabar el año viéndose en situación de hambre aguda.

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